La Contradanza Criolla
Género bailable. Su origen se encuentra en la contradanza europea que vino a Cuba por diferentes vías, entre ellas la de los franceses y sus esclavos que huyeron de la Revolución de Haití a fines del siglo XVIII. Su nombre viene de las palabras inglesas country (campo) y dance (danza), por tanto, danza campesina.
Desde los comienzos del siglo siglo XIX tuvo una presencia creciente y una evolución sensible en la isla, donde por las maneras de interpretación devino en danza criolla.
Existe la extendida confusión de citar la contradanza «San Pascual Bailón» editada por Edelman «en 1803», como una muestra pionera de cubanización del género, pero Edelman se estableció en la Isla en 1832 y su casa editora la creó en 1836, por lo que es evidente el error, aunque existe la posibilidad de que la obra fuera de fecha anterior a su edición en los 30’s del siglo XIX, pero el proceso de criollización se verifica en la segunda mitad de ese siglo.
Sus figuras o pasos de baile eran denominados «paseo», «cadena», «sostenido» y «cedazo». Los pasos iniciales «eran de carácter tranquilo, las dos últimas se hacían vivas y picantes.», dice Argeliers León.»Hubo contradanzas en seis por ocho, pero muchas de éstas lo eran por el mero cifrado del compás y no por el sentido rítmico, característico del tres por cuatro.»
Su estructura poseía dos partes, de dieciséis compases cada una. Entre los elementos que ayudaron a la transformación del género fue la manera de interpretarlo. «Ciertas contradanzas ‘gustaban más’ cuando las tocaban los pardos. Blancos y negros ejecutaban las mismas composiciones populares, pero los negros le añadían un acento, una vitalidad, un algo no escrito, que ‘levantaba'»(..) «El negro se escurría, inventando, entre las notas impresas, el blanco se atenía a la solfa.
Gracias al negro comenzaban a insinuarse, en los bajos, en el acompañamiento de la contradanza francesa principalmente, una serie de acentos desplazados, de graciosas complicaciones, de ‘manera de hacer’ que creaban un hábito, originando una tradición» (Carpentier, pag. 111). Con el tiempo, la danza criolla fue perdiendo su carácter de baile colectivo y se danzó por parejas sueltas.
También llegó a ser un género cantado a partir de 1842. Se ha señalado la diferencia que existió en el desarrollo de esta forma musical en Oriente y Occidente, y que en ésta última región alcanzó mas elegancia, mientras la oriental tenía características más populares.
Igualmente, como referencia, podemos señalar que mientras oriente produjo la conga, Occidente produjo la rumba. De la contradanza surgieron la habanera, el primer bolero oriental y el danzón. Existe una primera expresión nacional musical en contradanzas y danzas, sobre todo en las compuestas por Manuel Saumell, quien buscó esa huella nacional en sus obras, y enunció en muchas de ellas los géneros cubanos posteriores.