El maestro cubano Esteban Salas fue agraciado con la condición de ser habanero y haber recibido las influencias de la música que se hacía en la capital de Cuba y el haberse trasladado luego por el resto de su vida a Santiago de Cuba, donde realizó una provervial obra musical.
Esteban Salas
Compositor. La Habana, 25 de diciembre de 1723 – Santiago de Cuba, 14 de julio de 1803. Se conoce poco sobre su vida y su obra en el tiempo que vivió en La Habana. A los ocho años de edad ingresó como Tiple en el coro de la Parroquial Mayor, y allí inició estudios de «canto llano», órgano y violín, así como composición y contrapunto.
En 1738, con quince años, comienza en el Seminario de San Carlos, y toma lecciones de filosofía, teología y derecho canónico. Se supone que su vida debió ubicarse entre la enseñanza y la composición para las iglesias parroquiales de la gobernación occidental. Se sabe que en febrero de 1764 llegó a Santiago de Cuba con el nombramiento de maestro interino otorgado por el obispo Morell de Santa Cruz. Por el procedimiento, compuso como prueba de su competencia un Ave Maria Stella que entregó al Cabildo de la ciudad y que por suerte no se extravió en el olvido y hoy se conoce. También un «Salmo de Completas» que nunca fue encontrado.
El 12 de marzo y en señal de aprobación, el Cabildo le confirma el título provisional, ya que el definitivo tenía que ser extendido por Cédula Real, que se obtenía a través de México, y que le fue entregado al fin el 12 de marzo de 1769. Comenzó Salas a poner orden en la Capilla de música de la Catedral de Santiago, que llegó a tener una nómina de 14 músicos, distribuidos en 3 tiples, 2 altos, 2 tenores, 1 arpa, 2 violines primeros, 1 violín segundo, 1 organista y 2 bajonistas («bajonista» se utiliza para designar a los músicos que ejecutaban la parte de bajo general, 1 cello y 1 fagot, y no se refiere palabra bajón como nombre antiguo del fagot). Salas utilizaba el termino «baxon» para las partes de fagot, pero en obras conservadas solo hay una parte de este instrumento y existe evidencia de que Matías Alqueza, primer impresor establecido en Santiago, fue su cellista durante algún tiempo.
El 20 de marzo de 1790 Salas fue ordenado sacerdote en ceremonia realizada en la iglesia de Dolores, y para este momento escribió un villancico sin carácter navideño,»¿Quién es esta, cielos?» y un Stabat Mater, en 14 movimientos. Durante esos años trabajó incansablemente por mejorar la economía de los músicos de su Capilla. Produjo obras o copias para todas las iglesias de la zona oriental, fue profesor de canto llano, filosofía y teología moral en el Seminario de San Basilio. Todo eso y más lo realizaba sin otra paga que la de maestro de Capilla.
Hizo los textos para sus obras no litúrgicas, lo que revelan a un poeta. Concluyó su último villancico en la navidad de 1801. Su música se enmarca en el estilo de finales del barroco, con rasgos de clasicismo. Es natural la influencia de autores italianos y españoles, pero sin dudas, Salas era un músico enmarcado en lo se ha denominado «sensibilidad americana».
Su catálogo de obras está integrado por 7 misas, 5 himnos, 7 secuencias, 12 antífonas, 5 salmos, 1 pasionario, 3 cánticos, 2 letanías, 8 lecciones, 7 invitatorios, 2 motetes, 29 versos de aleluya, 1 víspera, 1 tercia, 1 nona, así como los villancicos «Pues la fábrica de un templo», «Toquen presto a fuego», «Quién ha visto que en invierno», «Sobre los ríos undosos», «Una noticia alegre», «Escuchen el contento», «Vayan unas especies», «A Belén José y María», «Como la luz ha nacido», «El que impera soberano», «0 que anuncio tan plausible», «Vengan todos presurosos», «Resuenen armoniosos», «Qué dulce melodía», «Preparaos o mortales», «Claras luces», «Qué niño tan bello», «Los Cuatro elementos», «0 los tiempos», «Oigan una nueva», «Al niño muy hombre», «Una nave mercantil», «Quién es ésta», «Cielos», «Ya en el apacible puerto», «Cantadas», «Saltando viene», «Silencio, por si dormido», «Unos pastores», «Astros luminosos», «El cielo y sus estrellas», «Respirad o mortales», «0 qué noche», «Resuenen armoniosos», «Tú mi Dios entre galas», «Vengan a ver», «Son las de Jacob», «Nace el sol». También las pastorelas «O niño soberano», «Pastores por un ángel prevenidos», «Unos pastores de lo alto avisados» y «Lleguen en buena hora». Los manuscritos de la obra de Salas fueron descubiertos en los archivos de la Catedral de Santiago de Cuba por Alejo Carpentier, cuando se encontraba en labores de investigación para su libro «La Música en Cuba», en la década del 40 del siglo XX. Existe un libro editado en los años 80 en Cuba con las partituras de Cantatas, Pastorelas y Villancicos de Salas.