Hotel Nacional: Un clásico del turismo cubano
El Hotel Nacional de Cuba, con 70 años de historia a sus espaldas, califica hoy como un clásico del sector en la mayor de Las Antillas, envuelta desde la década del 90 en un verdadero «boom» de la industria del ocio.
El 13 de junio del presente año el hotel fue declarado Monumento Nacional por la Comisión Nacional de Monumentos de la República de Cuba, hecho con el que, de manera oficial, quedó reconocido el valor artístico e histórico de este edificio que, construido en los terrenos que ocupaba en el siglo XVIII la antigua Batería de Santa Clara, desde sus cimientos ya comenzaba a poseer memoria.
La Batería de Santa Clara formaba parte del sistema de fortificaciones coloniales de la ciudad, declarado en el año 1982, junto a la Habana Vieja, Patrimonio de la Humanidad. Ubicada en un macizo rocoso frente al mar, dejó como herencia al nuevo ocupante de su escenario la maravillosa vista al malecón habanero. Sus restos, entre los que se encuentra el cañón más grande de la época, quedaron formando parte de los jardines del hotel.
El 12 de diciembre de 1930, numerosas personalidades de la vida económica y política de la Isla se dieron cita en fastuosa ceremonia para la inauguración del Hotel Nacional de Cuba, cuyo proyecto y ejecución había corrido a cargo del gabinete de arquitectos norteamericanos Mc Kim, Mead and White y la compañía constructora Purdy and Henderson. Acontecimiento tan importante sirvió además a los estudiantes cubanos para mostrar su descontento con el gobierno de turno, cuyo presidente en ese momento era el general Gerardo Machado.
El establecimiento, considerado insignia de la hotelería cubana, es también Monumento Nacional y fue declarado en 1982 Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
El Nacional, «peso pesado» de la industria turística de la mayor de Las Antillas» clasifica además entre los 10 Hoteles Palacio del planeta y de los años 30 a los 50 fue la única instalación con categoría de cinco estrellas en la región del Caribe.
Su privilegiada ubicación lo lleva a una condición de mudo testigo del Malecón Habanero, bañado por las aguas del Atlántico y que sirve además como sitio de refugio para miles de personas -cubanos y extranjeros- en los meses de calor en busca del frescor de la brisa marina.
El propio hotel fue edificado sobre la historia, pues en el siglo XVIII el sitio que hoy ocupa correspondía a la Batería de Santa Clara, parte del sistema defensivo de la capital cubana y de la cual aún se conservan vestigios, para deleite de los visitantes.
Sometido en los años 90 a una cuidadosa restauración capital, los trabajos le devolvieron detalles perdidos con el tiempo y respetaron las peculiaridades de su arquitectura ecléctica, que contiene desde el estilo art decó hasta las tradiciones romanas y aquellas traídas a la isla por los artesanos de la colonia.
Sin embargo, el mayor atractivo de la instalación está precisamente en la historia que encierran sus paredes, mudas testigos durante siete décadas del paso de personalidades de la más diversa índole, desde líderes políticos hasta artistas, deportistas famosos y siniestros personajes de la mafia estadounidense.
En sus 457 habitaciones -15 de ellas suites y una presidencial- dejaron sus huellas hoy recogidas en la memoria fotográfica de la Galería del Golfo figuras del arte mexicano como Mario Moreno (Cantinflas), Pedro Vargas, Tin-Tan y la siempre hermosa María Félix.
Entre las divas recibidas en alguna ocasión en los salones del Nacional se citan a Rita Hayworth, Ava Gardner y Libertad Lamarque, hasta estrellas de nuestros días como las famosas «top models» Kate Moss y Naomi Campbell.
La suite presidencial, aún en activo, acogió a líderes de la época como Sir Winston Churchill, quien fuera primer ministro de Inglaterra, los reyes de Bélgica y varios de los jefes de estado que visitan Cuba.
Punto de referencia obligada para el turismo internacional y la farándula hasta la década del 50, el Nacional abrió también sus puertas al famoso nadador estadounidense Johnny Weismuller, a una leyenda del boxeo profesional que respondía al nombre de Rocky Marciano y científicos de la talla de Alexander Fleming, descubridor de la penicilina.
La creación del Rincón del Cine, en coincidencia con la realización cada año en La Habana del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, aporta atractivos adicionales a la majestuosidad del establecimiento pues permite el disfrute, junto a una variada oferta gastronómica, de importantes obras del séptimo arte.