Las referencias iniciales a las actividades operísticas en la isla datan de los finales del siglo XVIII y comienzos del XIX. Diversas compañías italianas, españolas y francesas pasaron por la isla en ese período nuestro país, con temporadas en La Habana y Santiago de Cuba, y algunas presentaciones otras ciudades.
Son exhibidas importantes obras europeas. Cuatro años antes había tenido lugar la primera incursión de autores del país en el genero lírico, al estrenarse América y Apolo, con letra de Manuel de Zequiera y autor no mencionado; como se ignora también quienes compusieron la música de las siguientes obras de libretistas cubanos: Los apuros de Covarrubias (ópera cómica puesta el 14 de diciembre de 1811, en el Teatro Principal de La Habana, en función homenaje al bajo bufo cubano Francisco Covarrubias), con libreto de Diego Castillo; Las cuatro columnas del trono español y El mejor día de La Habana, ambas con texto de Luis Antonio Guerra, representadas en 1814, en el Teatro Principal.
El 14 de noviembre de 1816 se estreno El sueno mágico o El hijo de la fortuna, con letra y música de Juan López Extremera, y al año siguiente el compositor italiano Stefano Cristiani, radicado en Cuba, estreno las operas Un loco hace un ciento, El vinagrero y La Clarisa. En 1823 el compositor español José Serrano, residente en Cuba, puso en escena la opera «Quien bien ala bien desata» o «El hermano Benito». José Antonio Cocco, director de la orquesta del Teatro Principal de La Habana, estreno el 12 de octubre de 1825 la obra «Fátima y Zelima» o «Las dos prisioneras».
«Hay que situar a Cristóbal Martines Corres coma primer compositor cubano de opera de quien se tienen noticias ciertas, aun cuando sus obras no llegaran a estrenarse y están lamentablemente perdidas [… había escrito las operas bufas «El diablo contrabandista y Don Papanero o La burla del magnetismo y dejaba terminado el primer acto de una tercera intitulada Safo» Jorge, Antonio González. Música. Casa de las Américas. No 20, 1972).
En 1848 se estreno en el Teatro Tacón de La Habana la opera Colon en Cuba, letra de Ramón de Palma, que fue la primera obra lírica del celebre compositor italiano Giovanni Battista Bottesini; en ese mismo ano se presenta en el Tacón, la opera Gulnara, libreto de Rafael Maria Mendive sobre tema de Byron, que también significo el debut en el género lírico de un notable compositor italiano: Luigi Arditi.
El 16 de mayo de 1874 subió al escenario del Teatro Reina de Santiago de Cuba la opera La hija de Jefte deLaureano Fuentes Matons, con libro de Juan Arnao; Fuentes Matons amplio la obra, la tradujo al italiano, y fue cantada en 1917, diecinueve años despues de su muerte, en el Teatro Nacional, por la compania operistica de Bracale.
En 1871 Gaspar Villate compuso su opera Las primeras armas de Richeleu que aun espera ser estrenada, y, radicado en Paris, vio el estreno de sus obras líricas Zilia (con libreto de Temistocle Soleta), en 1877, y La zarina (libro de Armand Silvestre), en 1880; ambas fueron puestas luego en La Habana. En 1885 Villate entregó una nueva ópera, Baltasar, con libreto de Carlo D’Otmeville sobre el drama de Gertrudis Gomes de Avellaneda, la que subió al escenario del Teatro Real de Madrid, no presentándose en La Habana hasta el 10 de marzo de 1939.
Hubert de Blank es autor de tres operas: Patria, con asunto referido a las luchas independentistas cubanas del pasado siglo; Actea, sobre tema de la epoca de Neron, y una incursion en el ambito de los indocubanos: Icaona. El 25 de enero de 1901 se estrena, en el Teatro Albisu, de La Habana, la opera cómica Los saltimbanquis, del notable autor de danzas Ignacio Cervantes. Un prolífico autor de operas cubanas lo fue Eduardo Sánchez de Fuentes. Aparte de sus obras de argumento aborigen: Yumuri y Doreya (premiada en Concurso Nacional), estreno El náufrago, Dolorosa, El caminante y Kabelia, el inicio el actual siglo a la escena operística. La esclava (1918), de José Mauri, quizás sea la más importante opera escrita en Cuba.
Según Carpentier, Mauri «fue el primero en escribir una opera nacionalista acertadamente concebida, capaz de soportar la prueba de una representación actual. Además de su interés histórico, contiene paginas que aun podrían vivir por derecho propio. En Mauri, había un precursor». La esclava se estrenó el 6 de junio de 1921, en el Teatro Nacional, y recientemente ha sido llevada de nuevo a escena. Amadeo Roldan y Alejandro García Caturla, los dos compositores cubanos más importantes surgidos por los años veinte, dejaron dos operas, Deirdre y Manita en el suelo, que permanecen sin estrenar, como también la pieza en tres actos El sombrero de Yarey, de Ernesto Lecuona.
Dentro de las tendencias más actuales de nuestra composición, figuran operas como S. xiv-69, de Sergio Fernandez Barroso, en la que usa elementos electrónicos; Ibeyi ana, de Héctor Angulo, con libreto de Rogelio Martínez Furé y Jose Camejo sobre cuento popular de Lydia Cabrera y Van Troi de Roberto Sanchez Ferrer, basada en la figura del heroe vietnamita.