Música Cubana en La Danza | ||
Durante todo el siglo XIX gran cantidad de compañías de diversa índole visitaron a Cuba, entre ellas danzarias. Más tarde, con el afianzamiento de elementos nacionales en la música, éstos pasaron a ocupar el lugar de las sonoridades extranjeras con una asimilación de la experiencia habida en Cuba desde la primera mitad del siglo XIX.»Acontecimientos capitales en la época fueron la actuación de Fanny Elssler, una de las grandes bailarinas del siglo XIX que hizo su debut el 23 de enero de 1841 en el Teatro Tacón de La Habana; y el estreno del ballet «Giselle», ocho años después de su creación en Francia; bailado por la compañía de «Los Ravel» el 14 de febrero de 1849.
También en el Teatro Tacón. Lo cubano incipiente sonaba, desde luego, en las zonas folklóricas y populares, en danzas creadas por el pueblo, con su simbiosis de elementos hispánicos y africanos. Las danzas de Saumell y Cervantes son ejemplo de asimilación musical de estructuras danzarias provenientes del caudal folklórico y popular. En 1824 se estrenó en el Teatro Principal de La Habana, una coreografía de Andrés Pautret titulada «La matancera», con música del compositor negro Ulpiano Estrada». ( Pedro Simón, «La música cubana en la danza», Revista Cuba en el Ballet, sept. 1971). En los comienzos del siglo XX se producen acontecimientos importantes en el área danzario-musical, como fue la actuación a La Habana de 1915 la rusa Anna Pavlova con su compañía, así como la creación en 1931 de la Escuela de Ballet de Pro-Arte Musical, cantera de notables bailarines y corógrafos como Alicia, Alberto y Fernando Alonso. La primera obra musical expresa para ballet se estrena en 1940: «Dione» de Eduardo Sánchez de Fuentes, lleva a la escena del teatro Auditorium (después Amadeo Roldán) con coreografía de Milenoff y acompañamiento de la Orquesta Sinfónica deLa Habana. Gonzalo Roig condujo la orquesta en esa ocasión y las figuras principales de esa jornada memorable fueron y Alicia y Fernando Alonso. En 1942 Alicia Alonso produce su primera coreografía, con música de Joaquín Nin: «La condesita». «En 1943 se estrena «Forma» de José Ardévol con coreografía de Alberto Alonso sobre texto de José Lezama Lima. Alicia y Fernando Alonso junto a Alexandra Denisova, cubren los roles principales con la colaboración de la La Habana‘>Coral de La Habana, bajo la dirección de María Muñoz de Quevedo. Ese mismo año Harold Gramatges compone música para el ballet «Icaro», de Sergio Lifar y al año siguiente trabaja en un preludio para «El mensaje», con coreografía de Alberto Alonso. En 1947 se lleva a escena el ballet «Antes del alba», música de Hilario González y coreografía de Alberto Alonso. En 1948 funda Alicia Alonso su compañía, luego llamada «Ballet de Cuba» y hoy «Ballet Nacional de Cuba». Dos años después, Alberto Alonso creaba su propio grupo danzario, con el cual presentó obras basadas en música de Edgardo Martín («Cuatro fugas») y Paul Csonka («Fantasía cubana»). En 1951 Alicia Alonso pone «Fiesta negra», con música de Amadeo Roldán llevada, junto a Igor Youskevicht, al Metropolitan Opera House de New York, con el título «Pas de deux tropical». La Alonso hace, el mismo año, un notable trabajo al interpretar «Lydia», música de Francisco A. Nugue. Otros compositores de esa etapa trabajan para el ballet. Ramiro Guerra realiza coreografías para «Habana 1830», con música deErnesto Lecuona;»Toque», sobre partitura de Argeliers León, «Sóngoro cosongo», obra sinfónica de Félix Guerrero y «Son para turistas, de Juan Blanco (las dos ultimas sobre versos de Guillén). En 1957 tiene lugar el estreno de «La rebambaramba», de Amadeo Roldán (compuesta en 1928) sobre libreto de Alejo Carpentier, con trabajo coreográfico de Alberto Alonso y actuación central de Sonia Calero. Con el triunfo de la Revolución cobra auge el movimiento danzario. Se reorganiza, en 1959, el Ballet de Cuba, hoy Nacional, surgen el Conjunto de Danza Moderna, el Conjunto Folklórico Nacional, y otros grupos. En 1962 Alicia Alonso, junto a Banegas y Pares, interpreta «Despertar», de Carlos Fariñas, de profundo contenido político. Ramiro Guerra, por su parte, presenta coreografías con música de Amadeo Roldán: «Mulato» y «El milagro de Anaquillé», esta última de suma importancia dentro de nuestra música para danza. Otros autores, como Leo Brouwer, Enrique González Mántici, Olga De Blanck, Roberto Valera, Juan Blanco, Carlos Malcom, Argeliers León, Jorge Berroa, Sergio Fernández Barroso, han compuesto música para ballet y danza moderna aparte de la utilización, en obras danzarias, de música de creadores cubanos como José White, Amadeo Roldán,Gilberto Valdés y Gisela Hernández. El Conjunto Folklórico Nacional ha llevado, en sus numerosas giras alrededor del mundo, los ciclos de bailes y músicas yorubás, congas, ararás y abakuás, y el Conjunto de Danza Moderna, hoy Danza Nacional, cada vez más ha trabajado un repertorio basado en elementos de la cultura cubana de procedencia africana con elementos sincréticos afro-hispano-cubanos, donde lo musical acompañante viene dado por sonoridades afincadas en la percusión».(Orovio) Igualmente se han destacado estas y otras compañías en la utilización de músicas para danzas de procedencia hispánica, recreando bailes campesinos folclóricos. De igual manera, a la vez que ha existido desde finales del siglo XIX la concreción de formas danzarias inspiradas en músicas que iban siendo cubanas, debe señalarse, en el campo del baile popular, como también se generaron coreografías e innovaciones danzarias que vienen desde la misma contradanza y su baile de grupo hacia el danzón y su baile de parejas sueltas, con una estructura establecida de acuerdo a las partes de la obra, que ha servido para obras puestas en escena de conjunto danzarios. La conga también generó un tipo de baile, como otras formas que en la medida que fueron surgiendo en el siglo XX, traerían su forma danzaria acoplada, que se expresó mayormente en ámbitos de cabarets y teatros, como ocurrió con formas de música popular que tuvieron su propio baile, generalmente de pareja suelta, como el mambo, el cha cha chá, las formas de la rumba, el pilón, el pacá, el mozambique y formas danzarias populares como el baile «casino», la famosa «rueda de casino» que desplazó en ocasiones a los valses y sus coreografías de fiestas familiares, en celebraciones de quinceañeras. Cada club o cabaret ha tenido sus puestas danzarias, como el famoso «Tropicana», donde se destacó Roderico Neyra (Rodney), con coregrafías a partir de géneros musicales de moda, algunas de llamativa creatividad, lo mismo que en otros salones similares. de igual manera que han existido ballerinas y danzarinas (para ballet y danza clásica) han existido bailadores para la música popular, muchos de ellos de talento y fama. Uno de los elementos que dió desarrollo a la música popular fue su carácter bailable, de ahí la importancia del baile en la danza. Uno no existe sin el otro. |